Creo que los toros es la fiesta más culta que existe hoy en el mundo”. Cuando Federico García Lorca dijo esto, no estaba pensando en la cultura que se aprende en las universidades ni en las bibliotecas, sino en una fiesta popular que está enraizada en el corazón de muchos españoles, hayan estudiado o no.
Federico no era gran aficionado a los toros, ni buen conocedor de los secretos y técnica de la lidia. Sin embargo, como poeta avezado profundamente en la sensibilidad española, sabía captar con la más objetividad de expresión la dimensión de la Tauromaquia.
Tampoco fue asiduo en asistir a las corridas de toros, pero entendía perfectamente las claves simbólicas de la Fiesta, sintiendo la fascinación de la belleza poética del toreo. Con estos pocos antecedentes, cualquier persona debe pensar que, para el poeta, la conclusión parece obvia.
"¿Cómo tuvo de afectarle a Lorca la muerte de su amigo e ilustre matador de toros Ignacio Sánchez Mejías?" Estas mismas palabras le son atribuidas a Marcelle Auclair, la escritora francesa que vivió un apasionante idilio de amor con el malogrado torero.
Consabido es de la amistad que tenía Lorca con Sánchez Mejías, acrecentándola más desde aquellos célebres días sevillanos de 1927, cuando en la finca de Pino Montano, propiedad del diestro, reunió gran parte de la generación del 27, lugar de encuentro donde se renovó y fortaleció la relación sentimental del torero con la elegante bailarina Encarnación López “La Argentinita”.
Demostrado quedaría después el noviazgo, por una carta escrita del poeta granadino remitida a dicha bailarina, fechada en Granada el verano de 1931, en la que se podía leer la siguiente frase, tan amistosa: ¿Qué es de Ignacio? Dele usted un fuerte abrazo de parte mía, espero que me tenga presente en sus oraciones y no me olvide.
Por eso no tuvo más remedio que escribir García Lorca “El Llanto por Ignacio Sánchez Mejías”, cuando el diestro fue empitonado mortalmente en Manzanares (Ciudad Real) el 11-8-1934, por el toro “granadino” de la ganadería de Ayala.
Después no escribiría la palabra granadino en sus poemas y escritos, probablemente al rechazo del nombre del toro, a pesar de haber nacido en la ciudad de la Alhambra.
Para Lorca, España era el país del duende, de ese milagro que inspira lo mejor de nuestra música, de nuestra danza, de nuestra lírica, de nuestro cante, de nuestro cine, de nuestro teatro, de nuestros toros…
En más de una ocasión dijo: “El torero tiene su órbita, el toro la suya, y entre órbita y órbita hay un punto de peligro, donde en el vértice existe un terrible juego que en tal punto se puede encontrar la muerte”. Son unas palabras sobradas de contenido y pasión.
Toda la sabiduría que desarrolló el poeta sobre el arte y la cultura de los toros, ha sido posteriormente refrendada, nada más y nada menos, por los hermanos Machado, Pedro Salinas, García Posada, Jorge Manrique, Romero de Solís, Andrés Amorós, o el argentino Amadeo J. Soberanas.
No quisiera terminar este sintetizado artículo con cuatro frases de las muchas expresadas por el inmortal García Lorca, aludiendo a nuestra fiesta taurina.
"La muerte de Ignacio es como mi muerte, es el aprendizaje de mi propia muerte. Siento una paz que me asombra. Al final, encuentro un silencio que no es la nada, sino el misterio".
"En España es el único país donde la muerte es el espectáculo nacional, esa muerte toca largos clarines a la llegada de las primaveras. Su arte está siempre regido por un duende agudo que le ha dado su diferencia y su calidad de invención".
"La única cosa seria que queda en el mundo es el toreo. Único espectáculo del universo antiguo en donde se encuentran todas las esencias clásicas de los pueblos más artistas del mundo".
"El toreo es, probablemente, la riqueza poética y vital mayor de España, es el único sitio adonde se va con la seguridad de ver la muerte rodeada de la más deslumbrante belleza".
Cuatro frases salidas de la fuente de un poeta dramaturgo vanguardista como fue Lorca, donde predominan las notas dramáticas, descriptivas y populares, acusando influencias modernistas de concepción surrealista, además con claras ideas renovadoras de exploración y avance.
Queridos/as aficionados, sintamos un poco más la singular y universal fiesta de los toros, con estas palabras tan acertadas que nos dejó en herencia para nuestra cultura y raíces de la Tauromaquia, el recordado y siempre admirado Federico García Lorca…
MANUEL GUTIÉRREZ TROYA
Mi pasión